En una entrevista que adelanta hoy por el semanario político alemán Der Spiegel, Monti asegura que teme que la crisis de la deuda termine por romper Europa. Cree el jefe del Gobierno de Italia que “la tensiones provocadas por la crisis del euro ya muestran rasgos psicológicos de una disolución de Europa”. Monti ve una brecha entre el norte y el sur, “con prejuicios mutuos inquietantes que hay que combatir”. El exbanquero compara la construcción europea con una catedral “de la que el euro es hasta ahora la torre más perfecta”. Si el euro “se convierte en un factor de disenso” en el continente, “quedarán destruidas las bases del proyecto europeo”. Monti pide a los socios europeos del norte que concedan “mayor margen de maniobra a los países que siguen las recomendaciones europeas con mayor fidelidad”. No se trata “de más ayudas financieras, sino de apoyo moral”.
El mandatario italiano celebra explícitamente las declaraciones del presidente del Banco Central Europeo (BCE), su compatriota Mario Draghi. Este dijo el jueves en su rueda de prensa mensual que el mercado de deuda soberana esta “gravemente alterado” por la crisis de confianza. Draghi anunció que el BCE comprará deuda de los países más afectados por la crisis, siempre y cuando estos soliciten oficialmente las ayudas a los fondos de estabilidad europeos, lo cual les obligará a aceptar más condiciones y nuevos ajustes. Algunos políticos conservadores alemanes, sobre todo en la Unión Social Cristiana bávara (CSU) han criticado estos días a Draghi, al que acusan de favorecer a Italia desde el BCE. En cambio, el Gobierno de Angela Merkel ha dado señales discretas de apoyo al jefe del banco emisor.
"Mucho de lo que Alemania y Francia han hecho por el rescate de Grecia ayuda también a los bancos alemanes y franceses, que son con mucho los mayores acreedores de los griegos"
En una crítica velada a los socios norteños, Monti dice que “cada vez que se alcanza un acuerdo de consenso, solo pasan uno o dos días hasta que alguien pone en duda el acuerdo alcanzado”. Monti dice entenderlo, pero pide mayor flexibilidad y recuerda a los alemanes que “todos los países de la Unión Europea tienen su Parlamento y su Tribunal Constitucional”. El TC alemán se está tomando hasta el próximo 12 de septiembre para estudiar la participación alemana en el fondo de rescate permanente, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), ya aprobada por el Gobierno y el Parlamento. Hasta entonces, el MEDE no podrá entrar en funcionamiento.
Monti recuerda asimismo que Alemania y Francia, las dos mayores economías de la eurozona, fueron los primeros países que incumplieron, en 2002 y 2003, los límites de endeudamiento fijados en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, dando un "mal ejemplo" al resto de miembros.
Además, destacó que "mucho de lo que Alemania y Francia han hecho por el rescate de Grecia ayuda también a los bancos alemanes y franceses, que son con mucho los mayores acreedores de Grecia y de los bancos griegos".
Pero Monti precisa a los lectores alemanes que no son los únicos que están poniendo dinero en los fondos de rescate europeos, en los que cada cual participa según su potencia económica. Explica al contribuyente que Italia no ha percibido “ni un solo euro” de Alemania en esta crisis. Además, aclara que el rescate de Grecia “beneficia a los bancos alemanes y franceses, que son grandes acreedores de Grecia y de sus bancos”. Francia y Alemania fueron, precisamente, los primeros en violar los tratados de estabilidad europeos en 2002 y 2003.
Puede que el punto más curioso de la charla con Der Spiegel sea aquel en que Monti reconoce estar “seguro de que la mayoría de los alemanes siente una simpatía instintiva hacia Italia”. Esta simpatía la puede corroborar cualquiera que viva en Alemania, cuyos intelectuales y artistas hace siglos que viajan al sur como quien va a la escuela y donde millones de ciudadanos tienen en Italia su destino vacacional favorito. Monti explica la contrapartida: “Los italianos admiran a los alemanes por muchas de sus cualidades”. No es “simpatía instintiva”, sino “admiración” por cualidades concretas. Quizá sin darse cuenta, Monti corrobora un viejo dicho alemán, según el cual ellos “aman Italia pero no la admiran, mientras que los italianos admiran a los alemanes, pero no los aman”.
In El Pais
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