Saturday, August 25, 2012

Albert Camus divide a Francia, todavía

El historiador Benjamin Stora ha sido sustituido por el filósofo Michel Onfray al frente de la muestra de su centenario | Detrás de la decisión se atisban discrepancias políticas sobre la guerra colonial de Argelia


Alberto OJEDA | Publicado el 24/08/2012, in El Mundo

El 7 de noviembre de 2013 se cumplirán cien años del nacimiento de Albert Camus. Es una efeméride redonda que obliga a recordar a uno de los escritores que marcaron el siglo XX con una huella más profunda. En Francia ya se esfuerzan por estar preparados para entonces y honrarle como merece. Pero la figura de Camus, cuando intenta manejarse por instituciones oficiales que representan y ejercen el poder político, resulta cuando menos espinosa y todavía se rebela frente a cualquier tipo de simplificación o domesticación. Por eso están surgiendo las primeras polémicas en torno a los contenidos de la conmemoración.

Uno de los principales es la exposición dedicada al autor de El extranjero en Aix en Provence. La organización de la muestra estaba siendo comisariada por el historiador Benjamin Stora, uno de los más relevantes estudiosos de la historia argelina (en particular, de los vaivenes de su colonización) en toda Francia. Tras dos años trabajando en el proyecto recibió una llamada de la mancomunidad de pays d'Aix (la autoridad regional) que le comunicaba la cancelación de la muestra. Las razones alegadas tenían que ver con la escasez de presupuesto y dificultades logísticas.

Pero son numerosas las sospechas de que detrás de aquella decisión había un trasfondo más enrevesado. Stora quería poner de relieve la vinculación de Camus con Argelia. Hay que recordar que el escritor era un pied noir (residentes en el país norteafricano de origen francés, que llegaron a alcanzar el millón). Él, cuando los argelinos se alzaron en lucha por su independencia, mantuvo una posición intermedia entre la comunidad gala asentada allí y los rebeldes. Estaba de acuerdo en que Francia debía otorgar mayor autogobierno a su colonia pero no comulgaba con la independencia. Ese ejercicio de equilibrismo, que no buscaba otra cosa que la convivencia pacífica entre pieds noirs y la población nativa, fue mal visto por casi todos. En particular, por los primeros, que le consideraron un traidor a su propia identidad.

Cuando Argelia alcanzó la independencia, en 1962, los franceses radicados allí se desplazaron de vuelta a la metrópoli. Buena parte de esa comunidad se instaló en la región en la que se encuentra Aix en Provence (se calcula que de sus 140.000 habitantes unos 40.000 son pieds noirs). También allí vivió Camus con su familia, en la casa de campo que tenía en Lourmarin. Y allí sigue viviendo su hija Catherine. Esos pieds noirs aún recuerdan el papel de Camus en la guerra colonial y no están muy abiertos a la idea de reivindicarle en su tierra. Menos en una exposición a cargo de un intelectual cercano en su día al Frente de Liberación Nacional argelino. Stora, además, quería resaltar en la exposición el humanismo de Camus durante esta guerra, que le llevó a denunciar las torturas y las penas de muerte impuestas a cientos de independentistas.



Barricada en la ciudad de Argel, durante la guerra colonial. Foto: Christophe Marcheux .

El historiador ha llegado a poner sobre la mesa la palabra "censura". "No soy ciego -ha declarado en Libération-, he leído lo escrito por Maryse Joissains-Masini, la alcaldesa de Aix en Provence [de la derecha popular], sobre la Argelia francesa y conozco el peso de los pied noirs. Se esconden detrás de consideraciones técnicas, pero la verdad es que el comité organizador de Marsella 2013 no ha tenido la valentía de sostenerme". Stora habla de este comité porque la exposición de Camus se enmarcaría en los actos de la capitalidad europea de la cultura que ostentará la ciudad el año próximo. Por si fuera poco, este académico ha publicado recientemente un libro en el que acusa François Miterrand, ministro de Interior y de Justicia durante la guerra de Argelia, de no haber levantado casi ninguna pena de muerte.

La cancelación de la exposición de Camus era una medida muy radical. Tanto que los responsables políticos de Aix en Provence se han visto forzados a reconsiderarla. Finalmente han optado por incluirla de nuevo en el programa conmemorativo. Eso sí, con un cambio notable: la función de comisario la ejercerá ahora el Michel Onfray (autor de El orden libertario. La vida filosófica de Albert Camus), que ha exigido como condición para aceptar el cargo que la muestra sea permanente. El mediático pensador también se ha apresurado a advertir, con intención de no avivar más la controversia, que él no sustituye a Stora, sino que le sucede en su antigua responsabilidad. "Pero entiendo que muchos quieran ahora montar una absurda dicotomía entre una Onfray camusiano, apoyado por la derecha, y un Benjamin Stora sartriano respaldado por la izquierda". Y remacha: "En realidad, entre él y yo no hay muchas diferencias en la visión que tenemos de la guerra de Argelia".

Pero visto lo visto es difícil aproximarse a este contencioso abstrayéndose de sus aristas políticas. La polarización resulta todavía más evidente al conocer la reacción al cese de Stora de la ministra de Cultura del gobierno socialista de Hollande. Aurélie Filippetti, aparte de lamentar que no le ha sido consultado, lo considera un error: "La exposición de Stora hubiese sido la verdaderamente atractiva, porque él es un gran admirador de Camus y máximo especialista en la guerra de Argelia. Además, pertenece a los mismos paisajes físicos y mentales de Camus". Filippetti incluso ha advertido que el Estado no pondrá un solo euro para financiar la muestra.

No está claro pues qué enfoque se le va a dar a la exposición. Es probable que el conflicto armado en Argelia se aborde de forma más somera, para no herir sensibilidades. Habrá que estar atentos el 7 de noviembre del año próximo, cuando, si las desavenencias en torno al escritor francés no la malogran, se inaugurará la exposición. Entretanto, uno no deja de preguntarse qué estará pensando Camus de la enconada dialéctica que sigue despertando entre sus compatriotas. Donde quiera que esté.

Salvar a França, salvar a Europa

O rosto da política francesa mudou dramaticamente em Maio e Junho. Primeiro, depois de 17 anos de presidentes de centro-direita, François Hollande, um socialista, foi eleito. Em seguida, um mês depois, uma maioria de centro-esquerda tomou o controlo da Assembleia Nacional, também após dez anos de dominação pela direita.

Entretanto, o Senado, a câmara alta do parlamento francês, um bastião conservador entre as duas guerras mundiais e desde então, mudou para uma maioria socialista pela primeira vez na história no fim de 2011. Os socialistas também controlam 20 dos 22 governos regionais de França, uma maioria das presidências dos departamentos, e a maior parte das cidades com mais de 30 mil habitantes. Em resumo, testemunhamos hoje uma impressionante concentração de poder sem precedentes na história republicana francesa.

Tudo isto aconteceu muito pacificamente, sem onda de triunfalismo, ou até sem muito entusiasmo. Na verdade, a taxa de abstenção para uma eleição presidencial nunca tinha sido tão elevada antes da disputa entre Hollande e Nicolas Sarkozy.

A profunda mudança política da França reflecte a persistência da crise económica que se iniciou em 2008. Os eleitores franceses não votaram num sonho. O programa do Partido Socialista e as promessas do seu candidato presidencial foram consideravelmente menos ambiciosos do que em 1981, quando François Miterrand foi eleito.

Como resultado, a campanha foi calma, quase cautelosa. Na verdade, a maioria dos candidatos, principalmente Sarkozy e Hollande, podem ter sido demasiado cautelosos: a crise actual e possíveis ameaças futuras receberam pouca importância, o que quer significa que talvez seja difícil a Hollande pedir um mandato para quaisquer reformas dolorosas que tenha que propor.

E agora não existe fuga à difícil realidade de que o défice orçamental continua enorme, a mais de 4% do PIB em 2011. Para além de ter criado 60 mil novos empregos na educação (após cortes controversos no ano passado) e restaurado o direito (rescindido por Sarkozy) de reforma aos 60 anos para cerca de 200 mil pessoas, o governo de Hollande tem muito pouco espaço de manobra, e deverão ser introduzidas medidas económicas severas no orçamento de 2013.

Além disso, o défice da balança comercial deteriora-se rapidamente, potenciando os já excessivos níveis de dívida, enquanto a produção decresce e o desemprego sobe. Não preparado para os mercados modernos, o sistema fiscal francês sufoca na verdade as empresas do país, reflectindo-se num perturbador aumento nas falências das pequenas e médias empresas.

Nessas condições, a França necessita urgentemente de restaurar e manter o crescimento económico, e deveria procurar coordenar as suas políticas com as de outros países membros da zona euro. Afinal, porque a maior parte dos 17 Estados-membros da zona euro sofre com dívidas pesadas, todos estão preocupados em encontrar maneiras fiscalmente responsáveis para promover o crescimento.

Infelizmente, às instituições da zona euro faltam os poderes necessários para defender eficazmente a união monetária. A dívida grega equivale a menos de 2% do PIB europeu. Se o Banco Central Europeu tivesse recebido ordem para utilizar poder de fogo suficiente quando a crise grega explodiu pela primeira vez, a ameaça só teria durado duas horas. Em vez disso, foram precisas três semanas para conceder ao BCE autorização parcial para agir, permitindo que a especulação se instalasse e alastrasse às dívidas portuguesa, espanhola e italiana, pondo assim em risco a sobrevivência do euro.

Afastar o risco de uma implosão do euro – que, dados os enormes desequilíbrios globais, a corrida aos mercados de derivados e a escala colossal do défice orçamental norte-americano, poderia catalisar uma crise internacional de grande dimensão – pressupõe duas mudanças fundamentais na Europa. A primeira é política e envolve a soberania: a completa solidariedade europeia só pode ser conseguida através de um federalismo monetário e fiscal mais forte, que permitiria à zona euro agir, apesar de divergências minoritárias. A Europa conseguiu falhar este objectivo durante meio século; agora não tem outra escolha senão acertar no alvo.

A segunda mudança envolve a doutrina económica. Se os mercados se autocorrigem, só o fazem quando os incumprimentos são registados e punidos. Mas os países e os seus serviços públicos não podem entrar em incumprimento sem infligir dor severa a populações inteiras. A Europa necessita urgentemente de uma doutrina económica que, apesar dos défices actuais, preserve financiamento para investimentos e pesquisa que promova o crescimento. Aqui, os líderes alemães, em particular, precisam de ser convencidos.Hollande, apoiado pela Espanha e pela Itália, conseguiu um pequeno passo nessa direcção na cimeira de Junho da União Europeia, que finalmente apoiou a ideia de uma união bancária. É apenas o início, mas a Europa tem de começar por algum lado. Tal como a França, cujas grandes preocupações só podem ser resolvidas no seio da UE – e apenas se a UE levar a cabo as mudanças políticas e económicas essenciais de que todos os seus membros necessitam.

Michel Rocard

Traduzido do inglês por António Chagas/Project Syndicate

In Público


Sunday, August 05, 2012

MARIO MONTI

El primer ministro de Italia, Mario Monti, reclama más "margen de maniobra" y "apoyo moral" por parte de Alemania y otros socios comunitarios para que los países afectados por la crisis que aplican ajustes y reformas puedan tener éxito.

En una entrevista que adelanta hoy por el semanario político alemán Der Spiegel, Monti asegura que teme que la crisis de la deuda termine por romper Europa. Cree el jefe del Gobierno de Italia que “la tensiones provocadas por la crisis del euro ya muestran rasgos psicológicos de una disolución de Europa”. Monti ve una brecha entre el norte y el sur, “con prejuicios mutuos inquietantes que hay que combatir”. El exbanquero compara la construcción europea con una catedral “de la que el euro es hasta ahora la torre más perfecta”. Si el euro “se convierte en un factor de disenso” en el continente, “quedarán destruidas las bases del proyecto europeo”. Monti pide a los socios europeos del norte que concedan “mayor margen de maniobra a los países que siguen las recomendaciones europeas con mayor fidelidad”. No se trata “de más ayudas financieras, sino de apoyo moral”.

El mandatario italiano celebra explícitamente las declaraciones del presidente del Banco Central Europeo (BCE), su compatriota Mario Draghi. Este dijo el jueves en su rueda de prensa mensual que el mercado de deuda soberana esta “gravemente alterado” por la crisis de confianza. Draghi anunció que el BCE comprará deuda de los países más afectados por la crisis, siempre y cuando estos soliciten oficialmente las ayudas a los fondos de estabilidad europeos, lo cual les obligará a aceptar más condiciones y nuevos ajustes. Algunos políticos conservadores alemanes, sobre todo en la Unión Social Cristiana bávara (CSU) han criticado estos días a Draghi, al que acusan de favorecer a Italia desde el BCE. En cambio, el Gobierno de Angela Merkel ha dado señales discretas de apoyo al jefe del banco emisor.

"Mucho de lo que Alemania y Francia han hecho por el rescate de Grecia ayuda también a los bancos alemanes y franceses, que son con mucho los mayores acreedores de los griegos"
De la entrevista a Monti cabe destacar también su petición a los Gobiernos europeos de que agoten su margen de acción ante los respectivos parlamentos. El Primer Ministro considera que las negociaciones europeas no deben quedar maniatadas por las Cámaras legislativas porque esto impediría los acuerdos y “terminaría probablemente por romper Europa”. Como ejemplo, Monti pone su propia flexibilidad en las últimas reuniones: “El Parlamento italiano esperaba que impusiéramos los eurobonos”. La oposición de Alemania o Finlandia a esta medida habría impedido los pactos si Italia o Francia no hubieran abandonado la exigencia de eurobonos.

En una crítica velada a los socios norteños, Monti dice que “cada vez que se alcanza un acuerdo de consenso, solo pasan uno o dos días hasta que alguien pone en duda el acuerdo alcanzado”. Monti dice entenderlo, pero pide mayor flexibilidad y recuerda a los alemanes que “todos los países de la Unión Europea tienen su Parlamento y su Tribunal Constitucional”. El TC alemán se está tomando hasta el próximo 12 de septiembre para estudiar la participación alemana en el fondo de rescate permanente, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), ya aprobada por el Gobierno y el Parlamento. Hasta entonces, el MEDE no podrá entrar en funcionamiento.

Monti recuerda asimismo que Alemania y Francia, las dos mayores economías de la eurozona, fueron los primeros países que incumplieron, en 2002 y 2003, los límites de endeudamiento fijados en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, dando un "mal ejemplo" al resto de miembros.

Además, destacó que "mucho de lo que Alemania y Francia han hecho por el rescate de Grecia ayuda también a los bancos alemanes y franceses, que son con mucho los mayores acreedores de Grecia y de los bancos griegos".

Pero Monti precisa a los lectores alemanes que no son los únicos que están poniendo dinero en los fondos de rescate europeos, en los que cada cual participa según su potencia económica. Explica al contribuyente que Italia no ha percibido “ni un solo euro” de Alemania en esta crisis. Además, aclara que el rescate de Grecia “beneficia a los bancos alemanes y franceses, que son grandes acreedores de Grecia y de sus bancos”. Francia y Alemania fueron, precisamente, los primeros en violar los tratados de estabilidad europeos en 2002 y 2003.

Puede que el punto más curioso de la charla con Der Spiegel sea aquel en que Monti reconoce estar “seguro de que la mayoría de los alemanes siente una simpatía instintiva hacia Italia”. Esta simpatía la puede corroborar cualquiera que viva en Alemania, cuyos intelectuales y artistas hace siglos que viajan al sur como quien va a la escuela y donde millones de ciudadanos tienen en Italia su destino vacacional favorito. Monti explica la contrapartida: “Los italianos admiran a los alemanes por muchas de sus cualidades”. No es “simpatía instintiva”, sino “admiración” por cualidades concretas. Quizá sin darse cuenta, Monti corrobora un viejo dicho alemán, según el cual ellos “aman Italia pero no la admiran, mientras que los italianos admiran a los alemanes, pero no los aman”.

In El Pais